• EQUIPO: Carlos Arnaiz, Laura del Pino
• CLIENTE: Gobierno de Costa Rica

El Palacio de Congresos de Costa Rica se organiza en torno a una serie de hipercubos de hormigón con un cerramiento de lamas de acero que se encuentran interconectados y se convierten de este modo en piezas dependientes entre sí estructuralmente. Los hipercubos consiguen su fortaleza a través de sus conexiones físicas. Esta dualidad formal demuestra el precario papel de los edificios públicos en el actual variado panorama democrático. La infinidad de perspectivas políticas del país sirve de inspiración para el exuberante paisaje colgante de terrazas cubiertas de plantas y de árboles locales que adornan la estructura exterior. La combinación de geometría y naturaleza revisa el legado del modernismo tropical en América Latina, invitando así a los ciudadanos de Costa Rica a imaginar cómo la arquitectura puede albergar la comunión de la lucha social y de la fantasía ecológica.